El aeropuerto de Hondarribia tuvo el año pasado 244.952 pasajeros, casi 20.000 menos que los que se registraron en 2011. El descenso se ha detenido en el primer trimestre de 2014 con un incremento de viajeros del 18,5% que abre la puerta a la esperanza para unas instalaciones a menudo desangeladas, con pocos servicios y en un estado de dejadez.
Parece que hay luz al final del túnel, pero que esta luz conduzca o no a la salida depende de las iniciativas que se adopten para revitalizar un aeropuerto al que se le augura un futuro prometedor siempre y cuando se aprovechen las posibilidades que ofrece, que es lo que no ha sucedido hasta el momento. Esta es al menos una de las conclusiones del informe del departamento vasco de Medio Ambiente y Política Territorial ‘Análisis crítico del aeropuerto de San Sebastián’. Según el documento, «no sería ninguna locura marcar los 500.000 pasajeros al año como meta a lograr si la coyuntura económica mejora y sigue la tendencia de crecimiento en el turismo de la región».
Entre otras muchas fórmulas para ganar pasajeros, los autores del informe plantean negociar nuevos destinos al sur de España, dirigidos tanto al mercado nacional como al francés, así como destinos con touroperadores del Norte de Europa, como Londres y Munich. También proponen luchar para conseguir la doble rotación diaria con Barcelona y la conexión con Madrid con Iberia Express o Air Europa. «Tener una compañía como Iberia Express operando con un Airbus 319 ayudaría enormemente a la bajada de precios y a socializar el vuelo a Madrid en avión entre los guipuzcoanos haciendo más accesible la capital y todos sus vuelos de conexión».
El estudio describe con objetiva minuciosidad el estado de una infraestructura que durante los últimos años «ha sufrido un proceso paulatino de reducción de la actividad» motivado en parte por «la coyuntura económica actual, que no ha permitido efectuar los procesos de ampliación que ya estaban previstos y aceptados». A la crisis se le une «la dejadez de los gestores del aeropuerto, su complacencia y la aceptación de la reducción de su actividad». Como consecuencia, añade, «se ha reducido la capacidad operativa del aeropuerto, que ha terminado por adaptarse a la nueva demanda».
Esta especie de resignación se deja ver en las instalaciones aeroportuarias, que no son precisamente un prodigio de hospitalidad. «Por la mañana, antes del primer vuelo, no se abre el aeropuerto ni la cafetería con la antelación necesaria como para atender a los pasajeros que llegan a su vuelo con una hora de adelanto para facturar», indica el informe. Es una sensación de soledad que no llega a desaparecer a lo largo del día ya que, en horas de poco tránsito, se reduce la atención y la iluminación, «por lo que las personas que están esperando a sus vuelos o la llegada de pasajeros se encuentran un tanto desangeladas».
Asientos limitados
Los usuarios que llegan al aeropuerto se topan con un edificio en el que «el espacio y los asientos de la sala de embarque son muy limitados». Si son visitantes que aterrizan en Hondarribia se encontrarán con que no hay oficina de información turística y tendrán dificultades para dirigirse a su destino por algún medio que no sea un taxi. Hay seis líneas de autobús que unen la terminal con Irun o San Sebastián, pero en el edificio «tan solo existe una pantalla de horarios que a veces ni está operativa». Además, en los autobuses no hay ninguna señal que indique que conectan con el aeródromo, lo que complica bastante la natural inclinación de los turistas de llegar lo antes posible al hotel para aprovechar al máximo el resto del día.
Las malas noticias se compensan con las buenas, entre las que destaca el hecho de que los índices de ocupación de las compañías que operan en el aeropuerto son elevadas. «Para Air Nostrum-Iberia en su destino Madrid se calcula en torno al 60% y para Vueling a Barcelona, en torno al 80%», dice el estudio. «De lo anterior deducimos -añade- que pese a disminuir la oferta la demanda sigue siendo elevada, más aún cuando el precio es el adecuado, como es el caso de Vueling». Es esta compañía, que empezó a operar en Hondarribia en 2012, la que está haciendo que remonten las cifras de pasajeros.
En las pequeñas dimensiones del aeropuerto de San Sebastián radican parte de sus deficiencias pero también sus ventajas. El informe describe el aeródromo como un lugar «cercano, sencillo, muy cómodo de usar y adecuado tanto para uso turístico como para uso ejecutivo». Gracias a su tamaño, la facturación de equipajes y el embarque de pasajeros «son casi inmediatos», no se acumulan retrasos y es el «aeropuerto ideal» para viajes de negocios.
Desde el punto de vista de las compañías aéreas, las escasas distancias entre la pista y la terminal hacen posible un gran ahorro de combustible, ya que el mínimo tiempo de rodaje del avión por tierra reduce «muchísimo los costes operativos». Cuando el tiempo es bueno, «la rotación del avión puede ser efectuada en tiempo récord comparado con otros aeropuertos, lo que le permite estar menos tiempo en tierra y más volando, que es donde se gana dinero». Además, los pasajeros van a pie hasta la terminal sin necesidad de pasarelas de acceso a las aeronaves o autobuses.
Capitalidad cultural
Gracias al tamaño se puede ahorrar en un aeropuerto en el que parece demostrado que «cuando la oferta es la adecuada, la ciudadanía y los turistas usan la infraestructura». Es una afirmación que se pondrá a prueba este verano, cuando Air Nostrum haga realidad los dos vuelos semanales a Palma de Mallorca que tiene previsto ofrecer entre el 21 de julio y el 28 de agosto.
«Una buena oferta de destinos y un buen precio del billete» es la receta para conseguir que el aeropuerto de San Sebastián despierte de su letargo. La medicina no es nueva y ha sido administrada en numerosas ocasiones con resultados variados que han llevado al aeródromo hasta su estado actual. El informe del Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial insiste en que es posible romper el círculo vicioso y para ello propone una serie de actuaciones.
Además de abaratar precios y buscar destinos en el sur de la península y el norte de Europa, es preciso «estar abiertos y preparados para negociar nuevas rutas para la capitalidad cultural 2016 (Inglaterra, Alemania y Francia)». «Se ha de comenzar ya a trabajar en ello si se quiere tener resultados a tiempo», recalcan los autores del estudio. También es importante «alinear la imagen del aeropuerto con la imagen de la región (turismo de surf y gastronómico), favorecer la llegada de turistas para eventos como el festival de cine, Jazzaldi o Quincena Musical», mejorar los accesos al aeródromo y que se comience a contemplar las instalaciones «como una opción de viaje accesible» al conjunto de Gipuzkoa. «Todo esto -señala el estudio- se ha de articular dentro de una línea de acción impulsada por las autoridades». El tiempo dirá si este último consejo se cumple o desaparece en pleno vuelo a la espera de un nuevo informe.
Via DiarioVasco.com